El cáncer de mama afecta a una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida. Aunque las causas de la aparición del cáncer no están del todo claras, existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de aparición, como lo son la edad, la genética o la obesidad.
Probablemente ya sabrás que este tipo de cáncer se puede manifestar en forma de bulto o masa en la mama, también como un cambio de tamaño de alguna de las mamas o con secreciones del pezón. Si notas estos síntomas y acudes al médico, es posible que el especialista quiera realizarte una mamografía para descartar la aparición de un cáncer de mama. Pero, ¿te preguntas qué es una mamografía?
Una mamografía es un tipo de radiografía especial de las mamas para ayudar a diagnosticar el cáncer de mama. No es necesario presentar síntomas característicos de este cáncer para realizarte una radiografía de este tipo, puede realizarse en personas que no presenten indicios de la enfermedad, denominada mamografía de detección. Es una prueba rutinaria que se realiza de forma anual o bianual en mujeres de mediana edad.
Para la realización de una mamografía debes exponerte a radiación, así que tu médico te aconsejará si es necesario la realización de una mamografía o no y qué beneficios e inconvenientes tiene este proceso en tu caso.
¿Cómo se realiza la mamografía?
Para realizarte una mamografía, debes ponerte delante de un aparato de rayos X. El personal médico que te la está realizando te colocará la mama que hay que analizar entre dos placas plásticas. Estas placas tienen que presionar la mama para conseguir una imagen clara de su interior.
Si aparece un bulto en tu mama o tienes secreciones en el pezón, habla con tu médico y explícale los cambios estás experimentando en tu cuerpo. Una buena relación con el médico y los controles rutinarios son claves para detectar a tiempo cambios en nuestro cuerpo y poder así detectar a tiempo lo que nos sucede.